Por Marta María Ramírez
Había fijado mis esperanzas en #hombres gays poderosos blancos. Los había hecho herederos de la lucha histórica de las #mujeres contra el #patriarcado, el machismo, la #homofobia, la #lesbofobia, la #transfobia, la contaminación de las aguas, la tala indiscriminada de los bosques, tanta polución, la pobreza y la inequidad. (Ya sé que mi ingenuidad no tiene límites, que muchxs de ustedes también lo saben y que hasta algunxs se aprovechan de esa cualidad cuasiextinta). Esa fue la verdad, mi corta verdad, como me cantara Jorge.
Hoy resulta que crecí y que no hay una sino varias verdades. Ciertamente, existen hombres con esas características y más, que han dado vuelta al curso del activismo #LGBTI y #feminista, que han aportado desde la legitimidad que el patriarcado les otorgó en la lucha por la #equidad y la #justicia. Pero, hoy me ocupan los que han traicionado con falacias las causas justas. Los que han traicionado en esta isla.
Es #Vedado, La #Habana, #Cuba, vísperas del 28 de junio. Es un bar, no cutre como en el #Stonewall Ink. de Nueva York por el que celebramos el #DíaDelOrgulloGay. Es un #bar de la Jet cubana y turistas extranjeros, como casi todos los #emprendimientos que he visto nacer. Se llama #KingBar, clara referencia a singar, tener relaciones sexuales en el hablar cotidiano, que prefiero.
Yo había establecido mi boicot, unilateralmente (como el que inicié con #Bucanero machista y he abandonado principalmente por el desabastecimiento etílico), de no asistir a ese sitio en el que pese a su imagotipo -dos figuras masculinas teniendo sexo anal que construyen la K- y a la orientación homosexual de sus dueños -poco aportaría en otras reflexiones, pero es vital el dato en esta- se discriminaba a mis amigxs lesbianas y gays, donde mis amigxs trans no pensaban ni siquiera poner un pie por los mismos motivos, donde tener poco dinero y consumir poco es un delito.
(Me permito aclarar que salí en defensa del espacio cuando se inauguraba y era víctima de regulaciones homofóbicas por el tratamiento de su identidad visual, por su nombre).
Rechacé de plano cada invitación a KingBar por mis muertxs, por mis emigradxs, por mis vivxs, por mí misma; hasta esa noche en que acompañada de buenxs amigxs, todxs luchadorxs por una #Cuba inclusiva y amable.
Jamás -no estoy siendo Aries- había sido tan discriminada en mi isla. Jamás y nací mujer. No entraré en detalles de lo sucedido al intentar entrar (hay videos y fotos y un excelente post de Norge Espinosa Mendoza); pero KingBar se reserva el derecho de admisión en franca violación a la Carta Magna de este país; a la vigente, no a la que aspiro. En KingBar discriminan con conciencia del poder que les otorga ser blancos, hombres y de El Vedado, del poder económico. En KingBar se traiciona el orgullo de ser gay, lesbiana, trans, heterosexual y todas las clasificaciones según orientación sexual e identidad de género. En KingBar ser #pobre es tener “churre”, como me dijera el más joven de sus dueños.
Por eso propongo hacer un boicot unánime a KingBar. Propongo que, como las protestas públicas son anticonstitucionales aquí, decretemos el cierre de espacios #discriminatorios privados y estatales con nuestra ausencia.
¡¡Es urgente!!! Porque aquí necesitamos SinGar, no KingBar.
Tomado del FB de Marta María Ramírez