El Proyecto Arcoíris

Por: Yasmin Silvia Portales Machado
He llegado al punto de saturación: tengo derechos políticos, tengo deberes cívicos, tengo un problema con la legalidad de este país. La única solución que veo es poner mis fuerzas en acción, a ver si destupimos los «canales adecuados» y la homofobia institucional retrocede, siquiera un poquito.
No me gustan los títulos grandilocuentes, prefiero la poesía -la poesía da mayor margen de creatividad al equipo de diseño-, así que palabrejas como «Observatorio» y «Comisión» quedan terminantemente descartadas. No me queda más que nombrarlo: Proyecto Arcoíris, las razones sobran, pero daré dos. Primero, evoca el símbolo del movimiento LGBTI y reivindica su intensión inclusiva. Segundo, ¿no es verdad que suena como operación encubierta de la KGB?
¿Razones? Que no hay un grupo LGBTI en la Cuba actual que me satisfaga por completo.
HxD, Oremi y las chicas Trans pertenecen al CENESEX, digamos que están en la línea de lo gubernamental, y como tal es justo que respeten su política, los límites tácitos que tiene la acción social de este centro como institución del Estado.
Del otro lado está el Observatorio Cubano de los Derechos de la Comunidad LGBT: tiene un nombre demasiado pesado, eso sin contar que sus acciones y declaraciones a la prensa para negar la naturaleza política de su existencia me repelen, revelan presupuestos demasiado «socialdemócratas» para ser «revolucionarios». Además, cada vez que pienso en la Marcha de los Nueve no se si reír o llorar.
Mientras, ¿qué hacemos las personas LGBTI a las cuales la filiación política levó a distintos grupos de la izquierda libertaria y anticapitalista? Nos corresponde ampliar los marcos ideológicos desde los cuales se debate el asunto de la discriminación por orientación sexual e identidad de género, introducir nuestras propias exigencias, aportar nuestras fuerzas, proponer otros caminos. Esto es política, ¿a quién le da miedo decirlo?
Yo soy comunista, feminista y un montón de cosas más. No puedo pretender salir al ruedo del activismo social negando la implicación política de mis objetivos: promover una voz de la comunidad LGBTI cubana autónoma y fuerte, construida desde la lógica de la sociedad civil socialista y actuante dentro de la misma.
Busco con el Proyecto Arcoíris ayudar a normalizar espacios de debate sobre las políticas públicas que nos afectan, poner a disposición del colectivo LGBTI información actualizada sobre los recursos con que contamos para enfrentar la homofobia institucional y actuar, de ser posible, en favor de las modificaciones e incorporaciones que erradicarán, de a poco, la discriminación por orientación sexual e identidad de género en la legislación cubana.
Si, leyeron bien, y lo voy a poner pegadito, para que se entienda: destupimos los «canales adecuados», incidimos en el cuerpo legislativo cubano y la homofobia institucional retrocede. Ese es el final de la primera parte del viaje, porque después vendrán otros asuntos. Pero vamos por partes, que no será fácil llegar siquiera a lo de «destupir».
Por ahora no hay dinero, pero si una lista larguísima de materiales legales que leer, resumir, promover y debatir. ¿Te sumas?

Acerca de proyectoarcoiris

este es un proyecto para promover la visibilidad de la comunidad LGBTQ de Cuba.
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2 respuestas a El Proyecto Arcoíris

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